miércoles, 20 de junio de 2012

A cuartos con la calculadora de Del Bosque

Pasó la fase de grupos para España y empieza lo magro del torneo, las eliminatorias.

España venció, aunque no terminó de convencer con su juego, menos vertiginoso y brillante que contra Irlanda, ante un rival de peso, serio y bien plantado, que obligó a los nuestros a sacar la calculadora.

Antes del partido se habló mucho de la posibilidad de pasteleo o biscotto, como dicen los italianos, es decir, el empate a dos clasificaba a ambos contendientes dejando fuera a Italia, pero la honradez de ambos contendientes no dio lugar en ningún momento a ese planteamiento.

España saltó al campo con el mismo once del encuentro contra Irlanda, pero el rival que había enfrente distaba mucho de ser tan timorato como los británicos. A pesar de que la prevista victoria de Italia dejaba fuera a Croacia en caso de empate a cero, los balcánicos no perdieron la cabeza de salida, se plantaron en el campo conscientes de que España dominaría el ritmo del partido, la posesión y el guión, y que para ellos habría también ocasiones robando y saliendo rápido. Seguramente no le faltara razón al temperamental Slaven Bilic, técnico de los croatas, ya que de haber jugado al ataque, buscando ganar el partido, los huecos  que hubieran dejado en defensa habrían sido castigados por la calidad española.

Así fue pasando el primer tiempo, el planteamiento croata de ahogar el juego español funcionó, aunque no consiguieron poner nerviosos a los que ayer vestían de celeste. España trufó los primeros 45 minutos de alguna ocasión, ninguna demasiado clara, pero el toque de nuestro mediocampo no encontraba la profundidad de los laterales o de Torres, que tenía que abrirse demasiado a banda para poder recibir. Las dos líneas defensivas croatas, muy juntas justo delante de su área, no dejaban oxígeno para que los Iniesta o Silva respiraran entre ellas. Poco antes del descanso marcó Italia, esto dejaba fuera a los de Bilic, que en el segundo tiempo tendría que ir pensando en abrirse un poco más, ya que en el primer tiempo poco más enseñó que la presencia de Mandzukic, que luchó con los defensas españoles, y alguna llegada de Srna.

Tras el descanso, Croacia buscó adelantar líneas, aunque hasta el minuto 20 no realizó cambios ofensivos metiendo a Jelavic y Perisic. Poco antes, la mejor oportunidad de los arlequinados, un buen pase de Modric que el sevillista Rakitic cabeceó en el segunda palo. Pero España tiene de todo, empezando por el mejor portero del mundo, que salvó los muebles en esa acción y controlando por alto los lanzamientos de esquina, que supusieron el mayor peligro de Croacia.

La Roja, ayer celeste, siguió a los suyo. Es lo bueno y lo malo de tener un estilo muy claro de juego, que siempre sabes lo que tienes que hacer, siempre tienes una salida de emergencia a la que aferrarte cuando hay problemas, pero por contra a veces da la impresión de que te falta plan B. Poco después de la gran ocasión de Rakitic, el primer cambio de España: Navas por Torres. Cambio respetable aunque confuso y discutible. Navas es desborde por banda y puede ser centro al área, pero sin nueve con el que conectar parece perder sentido esa opción. Pero el plan, al menos en el momento del cambio, no era buscar el centro y el remate, sino usar a Navas de cebo, de reclamo para la defensa con el que tirar del lateral hacia la banda y obligar al central a ayudar, posibilitando más huecos por el centro. Pero Del Bosque y sus chicos seguían tranquilos, si Croacia no apretaba más ¿para que iba a arriesgar España que estaba clasificada? El hecho de pasar como segunda de grupo es algo que al técnico salmantino no le preocupaba lo más mínimo.


A medida que Bilic iba metiendo delanteros, más tensa se ponía la afición española, pero también más huecos se iban abriendo en la defensa croata. Del Bosque buscó con Cesc la famosa figura del falso nueve, pero sin perder control del balón, más tarde prepararía a Negredo para los últimos minutos, cuando los balcánicos ya habían abandonado casi totalmente la zaga.


Ya con el delantero del Sevilla preparado para salir, Cesc recogió un balón entre las ya deslabazadas líneas defensivas croatas y lo levantó por encima de la defensa buscando el desmarque de Iniesta. El mago de La Mancha la bajó y vio a Navas solo en boca de gol, con su pase superó a Pletikosa y el extremo sevillano se metió con el balón en la portería. Gol que nos ponía primeros de grupo en el minuto 87, incluso de haber recibido el empate seguiríamos como primeros y caería Italia, pero no llegó, España prefirió vivir con la conciencia tranquila que eliminar a un rival peligroso.


Vencimos sin el brillo de otras veces, haciendo lo justo y necesario, con sangre fría y la calculadora en la mano. Pero las grandes competiciones son así, tampoco el Mundial tuvo una primera fase demasiado brillante y al final se ganó. Tal vez no hayamos dado la mejor medida de nosotros mismos, pero estamos en cuartos, esperando a una selección francesa que, seguro, está más preocupada por el cruce que la española. Somos los más goleadores, los menos goleados, los que tienen más balón y los que más tiran. Contra Irlanda hicimos la mayor exhibición de un equipo en esta Eurocopa, seguimos siendo los máximos favoritos y estamos llegando al momento en el que hay que demostrarlo de verdad. Incluso, por si queda alguna duda de que somos los más grandes de Europa, los rivales nos temen... y los árbitros nos miran con cariño como demostró Stark en alguna acción puntual ¿se puede pedir más?

No hay comentarios:

Publicar un comentario