jueves, 16 de febrero de 2012

La final de Copa y el gusto por las polémicas absurdas

En los últimos días estamos asistiendo, en este omnipresente ring del combate Real Madrid vs F.C. Barcelona en el que se ha convertido la actualidad futbolística, a una curiosa disputa por la sede en la que se va a celebrar la final de la Copa del Rey. A bote pronto, esto demuestra dos cosas: que la Federación maltrata la Copa sometiéndola a los vaivenes que supone no determinar fecha y sede desde principio de temporada y que el gusto por las polémicas absurdas es casi infinito en los alrededores del mundo del fútbol.

Una vez que quedó definida la final de Copa entre Athletic de Bilbao y F.C. Barcelona se fueron sucediendo una serie de acontecimientos que parecen sacados de una mala comedia de enredos y que han ido alimentando las tertulias ávidas de dimes y diretes que pueblan prensa, radio y televisión.

A saber: dado que en 2009 ambos equipos disputaron esta misma final en Mestalla y, sobre todo en el Athletic, hubo cierto enfado en la masa social de los clubes por la escasez de entradas en relación al volumen e interés despertado en ambas aficiones, se entendía que el mejor escenario posible para la final de este año era el Santiago Bernabéu, tanto por capacidad como por accesibilidad desde ambas ciudades. Esta es una petición lógica. Los dos mayores campos de España son el Santiago Bernabéu (85454 espectadores) y el Camp Nou (98771 espectadores), pero el feudo madridista tiene dos ventajas como sede para las finales de Copa: su situación geográfica, Madrid ocupa el centro de España y es asequible tanto en distancia como en medios de transporte desde cualquier otro punto mientras que Barcelona supone un desplazamiento larguísimo para algunas aficiones; y la presencia de la Casa Real, que sin ser un factor determinante ya que el Rey siempre se ha desplazado a donde haya sido necesario no es desdeñable ahorrarle desplazamientos.

He aquí la segunda parte del problema. Ambos equipos parecen encantados con la posibilidad de jugar la final en el Bernabéu, pero sin tener en cuenta que ese campo tiene un dueño. Así entra en escena en este lío el Real Madrid. La directiva merengue tuvo claro desde el primer momento que no quería ver ni en pintura al Barça levantando un título en su estadio, ya fueron criticados hace un par de años por parte del "entorno" blanco por albergar la final de la Champions cuando el Barça era uno de los máximos candidatos al título (algunos están dispuestos a perdonarle todo a Mourinho como agradecimiento por haber frenado a aquel Barça en semifinales), además está la previsión de que se produjeran destrozos en el estadio por la presencia de dos aficiones hostiles a los blancos e incluso el interés por evitar que en su casa se reproduzca la pitada al Rey y al himno de la final de 2009.

Pero claro, teniendo en cuenta que el interés de ambos finalistas estaba claro, le tocaba al Real Madrid oponer motivos para no albergar un partido que, en principio, debería ser un honor. Aquí la cosa empieza a ponerse surrealista. De repente, el Bernabéu tiene una urgencia inexcusable por hacer obras que le impide albergar la final. Como excusa parece elaborada, aunque poco creíble ¿no podría asumir el Madrid empezar las obras una semana después? Pues seguramente sí.

Como la excusa de la obra no era muy consistente, surgió el recuerdo de la final del 2004, cuando, supuestamente, el Barça se negó a recibir la final entre Zaragoza y Real Madrid. Entre culés y madridistas se está poniendo últimamente de moda esta táctica del "y tu más" o "y tu también", como el Barça negó en 2004 al Real Madrid jugar la final en su estadio, el Real Madrid está ahora legitimado a negar al Barça jugar la final en el suyo. El colmo del esperpento llega cuando gente que estuvo en la negociación de aquella final de 2004 declara que en ningún momento se barajó la opción del Camp Nou, ya que la organización la solicitó el Ayuntamiento de Barcelona y el campo municipal es el Olímpico de Montjuïc. Más allá de disquisiciones inútiles sobre quien negó su campo a quien antes o de excusas cargadas de hipocresía con las obras de por medio hay una razón que niega cualquier discusión y que hace innecesarios los pretextos: el Santiago Bernabéu es propiedad del Real Madrid y no quiere celebrar la final en su casa, algo refrendado por sus socios (dueños del club) mediante cánticos en el último partido. Está en su completo derecho de no querer ver a su máximo rival paseando un título por su casa o de exponerse a los destrozos que grupos de ultras pudieran causar. Si uno no quiere celebrar una fiesta en su casa no tiene por qué hacerlo, por más que le tilden de sieso.

¿Y es que no existen otras alternativas? En Madrid está el Vicente Calderón, pero el 20 de Mayo, la fecha en la que será la final de Copa si el Barça no llega a la de Champions, hay programado un concierto de Coldplay, y aunque la final fuera el día 25 no estaría el césped en condiciones de disputar un partido de esa importancia. El escenario más probable parece Mestalla, ya que el presidente del Valencia se apresura cada año a ofrecer su estadio por el beneficio económico que supone la organización de este evento. Caso aparte es la opción Camp Nou. Mientras el Athletic (quien supuestamente debería sentirse en desventaja jugando en el campo del rival) deslizó que era una opción que podría satisfacerles, el Barça (que es quien supuestamente saldría beneficiado) ha cercenado esa vía de solución. De la misma forma que el Real Madrid no quiere exponerse al escarnio de que el Barça levante un título en su campo, los culés no quieren arriesgarse al ridículo que podría suponer perder una final en su campo. Como sería demasiado descarado aducir también obras, se han aferrado a la defensa de la igualdad de oportunidades entre ambos finalistas.

Ha surgido en muchos foros la idea de una sede fija, como existe en otros países. Personalmente, me convencería la idea si el Estadio Olímpico de Madrid estuviera disponible, ya que sería un campo grande, no perteneciente a ningún club y geográficamente accesible, pero ni siquiera cuando esté acondicionado será un escenario convincente para este fin porque pasará a ser propiedad del Atlético de Madrid, y no sería justo que el mismo club obtuviera cada año el beneficio económico que supone la final. Por el mismo motivo tampoco debería ser el Bernabéu, y La Cartuja o Montjuïc pecan de cierta falta de "sabor futbolero", además de no estar Sevilla o Barcelona en la situación geográfica privilegiada de Madrid. Soy más partidario del sistema utilizado en las competiciones europeas, sede y fecha se elige al principio de temporada entre los estadios que lo deseen y todo el que participa sabe desde el principio del torneo dónde y cuándo va a ser, si el campo es más pequeño o más grande, si geográficamente beneficia más a una u otra afición o incluso si el propietario del campo llega a la final o quien lo hace es su máximo rival es independiente y se asume como normal. Desde luego, sería la forma de que la inoperante Federación Española evitara estos sainetes con una competición tan bella como es la Copa del Rey.

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