viernes, 27 de julio de 2012

La importancia (relativa) de llamarse Luka

El asunto de los intentos del Real Madrid por hacerse con Luka Modric, que arrancó durante la Eurocopa, se está convirtiendo en lo que suele denominarse en argot futbolero como un culebrón de verano, en el que se habla de cifras alrededor de 35 millones de euros para un jugador del que cabe preguntarse si verdaderamente merece este esfuerzo teniendo en cuenta el más que sobresaliente nivel de la plantilla del Real Madrid.

El croata Modric es el alma de su selección, donde todo el juego pasa por sus pies, y ha sido también el eje del Tottenham en las últimas temporadas, ahora aparece como el máximo objeto de deseo de Mourinho y Florentino Pérez para este verano. Es uno de esos jugones clásicos tan cotizados por su escasez en el mundo del fútbol. Un jugador que juega y hace jugar a quien le acompaña, cada balón que pasa por sus pies sale mejorado. Juega en cualquier posición creativa, tanto en el eje del centro del campo como en tres cuartos, asomando cerca del área, donde más brilla por su verticalidad y soberbio desborde. También puede situarse para arrancar desde una banda aunque para venirse al centro, no es un jugador para tener pegado a la cal. Le gusta entrar en contacto con el balón y asumir responsabilidad en la fabricación del juego, aunque su peor defecto, como el de otros muchos jugadores de características parecidas es cierta irregularidad en sus actuaciones. Tiene buena pegada desde la frontal y aporta algunos goles durante la temporada, aunque no es un gran goleador (cosa que no es problema para el Real Madrid, que tiene ese aspecto más que resuelto). Su función es aportar más juego que goles, desde luego.

El Real Madrid tiene una plantilla excelsa, completísima, junto con la del F.C. Barcelona aglutinan a la mayoría de los mejores jugadores mundiales. Esto dejaría a Modric, un jugador de primerísima línea, como un casi seguro suplente que contaría con bastantes minutos, una especie de jugador número 12 de la plantilla merengue. Se habla de él como relevo para dar descanso a Özil, Xabi Alonso o incluso Di María, y aunque puede ocupar esas posiciones es un jugador con características muy diferentes a las de los dos últimos. Parece más útil como relevo para Özil, ambos jugadores con buen desborde y gran visión de juego, parecidos incluso en su punto débil: la irregularidad, esa cierta propensión a desaparecer a ratos del juego. La presencia de ambos jugadores en la plantilla puede hacer compensar los malos momentos de cada uno.

Queda claro que es un gran jugador y que puede aportar cosas a la plantilla del Real Madrid, otro tema es el precio. Dando por hecho que el mundo del fútbol tiene los precios desorbitados y dejando a un lado las consideraciones éticas que eso pueda generar, el precio entre 30 y 40 euros del que se habla para Modric merece un análisis. En el fútbol inglés no existen como en el español las cláusulas de rescisión, ese precio establecido por contrato en el que el club vendedor no puede hacer nada por retener al jugador. Allí, mientras el jugador tenga contrato en vigor, el precio lo marca el club. Lo único que puede hacer el jugador es expresar su deseo de salir para que el club le ponga un precio más o menos coherente sobre la idea de que es mejor venderle que tener a un jugador que no quiere seguir en la plantilla. Modric tensó la cuerda para salir del Tottenham, táctica muy usada en los fichajes de Florentino Pérez: el jugador se rebela contra su club y llega el Real Madrid con dinero suficiente para quitarle el problema al club y contentar al jugador. Aquí el club inglés no tiene mucha necesidad de ingresar dinero y ha visto que en otros casos jugadores que se han querido ir pero al final se han quedado han rendido a buen nivel. Así que habrán pensado, si un club como el Real Madrid, con poderío económico casi inigualable y que solo puede permitirse fichar superestrellas para mantener su nivel, pone los ojos en un jugador, lo va a tener que pagar con creces. Es una especie de impuesto que tienen que pagar los grandes, tal vez una suerte de autorregulación de un mercado ultraenloquecido.

El Real Madrid sabe que esto funciona así, de ahí que trate de aliarse con el jugador para forzar la venta. Pero sobre todo sabe que en el fútbol los fichajes no solo son refuerzos deportivos, sino también imagen, que cuando compras un jugador vendes ilusión (y camisetas, por qué no) y que es muy difícil que una compra genere ilusión cuando se tiene ya a los mejores jugadores del mundo, por eso tiene cierta lógica gastar cantidades propias de un jugador clave para uno que puede ser un relleno de lujo, una pieza más en la plantilla (como con Cesc y el Barça el verano pasado).

Por cierto, que para abaratar el precio se está hablando desde Londres de la posibilidad de incluir en la operación a alguna joven estrella blanca. Ojo, sería arriesgado, peligroso y un acto con muy alta posibilidad de error, ya que parece probable que gente como Jesé o Joselu lleguen a más que el propio Modric.

sábado, 21 de julio de 2012

Jesé, Gerard, Óliver y los demás

Acaba de proclamarse España campeona de Europa sub 19 pocos días después de haberlo hecho en categoría absoluta. Lo consigue tras vencer por 1 a 0 a Grecia en un partido dominado por La Roja de cabo a rabo en el que solo la fuerte defensa helena y la buena actuación de su portero evitaron que se resolviera antes.

El fútbol español luce galones y muestra cantera con este título, antesala de unos Juegos Olímpicos en los que la sub 23 parte entre las favoritas al oro. Buenos mimbres tiene esta sub 19, con jugadores como el portero Kepa, Ramalho o Grimaldo en defensa, Campaña (mediocampista sevillista con experiencia en Primera), Suso (un algecireño en Anfield), el ariete valencianista Alcácer o el malaguista Juanmi (seguramente el que más minutos acumula en Liga BBVA de esta selección). Pero si tres nombres de este combinado destacan por ser diferentes en el campo son Jesé Rodríguez (del Real Madrid), Gerard Deulofeu (del F.C. Barcelona) y Óliver Torres (del Atlético de Madrid).

Para hacerse una idea del nivel de Óliver Torres basta con decir que recuerda en algunas cosas a Iniesta. Puede jugar como mediocentro, pero brilla más jugando por detrás de los delanteros. Es capaz de dibujar pases magníficos tirando de amplios residuos técnicos y de muy buena visión de juego. Es fiel continuador de la estirpe de centrocampistas que ha llevado a La Roja a la cima del fútbol mundial. Le gusta pedir el balón, no le quema en los pies, y es de esos futbolistas que mejoran la jugada cuando el balón pasa por sus pies. No le asusta finalizar la jugada, aunque podría asomarse un poco más al área como llegador de segunda línea, sobre todo si tiene extremos tan profundos como en esta selección sub 19.

Es una bendición para una selección tener un jugador como Deulofeu o Jesé, que te salgan dos y en la misma generación es para celebrarlo. Son dos atacantes de corte moderno, no son dos delanteros de área, aunque sabrían serlo. Son jugadores de mucha potencia pero con un manejo del balón y unos fundamentos técnicos inmejorables. Funcionan como extremos diagonales, ya que aunque arranquen mejor pegados a la banda tienen salida tanto por dentro como por fuera, posibilitando que puedan desbordar y centrar o penetrar y terminar la jugada. Son el tipo de jugador que puede complementar el juego de la selección española, ese toque al que se le criticó cierta falta de profundidad durante la pasada Eurocopa. Son jugadores que saben combinar y ofrecerse pero que en un momento dado pueden iniciar un eslálom y plantarse ante el portero rival.

Gerard Deulofeu es un jugador a contraestilo en la cantera del Barça, más acostumbrada a los centrocampistas de toque, es una joya en potencia al que se ha ido tratando con mucho cuidado para que su carácter algo soberbio e individualista no estropee el fantástico futuro que se le adivina. En La Masia le han comparado a veces en carácter a Cristiano Ronaldo, si bien ese punto chulesco seguramente le ayude a ser atrevido en su juego, el salto definitivo a Primera exige que la cabeza esté bien sentada, sobre todo cuando tantos ojos y tantas esperanzas están puestas en él.

En cuanto a Jesé Rodríguez, es un jugador tan brillante como Deulofeu pero seguramente un poquito más completo, no tan ceñido a la banda en su juego y con más gol, aunque un poquito menos dotado para el desborde. Al subir el Castilla a Segunda, podrá ir fogueandose en un fútbol de mayor nivel, si bien lo que todo el madridismo espera es su salto definitivo a la Primera División con el que enmendar esa cierta sensación que hay en el club merengue de falta de continuidad en el paso de los canteranos al equipo profesional. Ojo con esa presión simbólica para un chico tan joven, aunque dicen que maduró de golpe cuando fue sancionado hace un par de años con 19 partidos por agredir a un árbitro.

Tres chicos con maneras de estrella, con futuro cercano en la primera línea del fútbol a los que solo les queda un paso, el más difícil, el paso a la primera línea de fuego, además en equipos complicados: Óliver en el Atlético, siempre necesitado de buscar banderines de enganche a los que asirse para reivindicar su grandeza herida; Jesé en el Real Madrid, necesitados de una estrella de cantera; Gerard Deulofeu en el F.C. Barcelona, donde apunta a ser la próxima perla que no desmerezca a la maravillosa hornada previa. Además, en el caso de Jesé y Gerard simbolizarán la eterna rivalidad Real Madrid - F.C. Barcelona. Es de esperar que les vaya bien y que la selección les disfrute. Esta nueva ola ilusiona.

domingo, 15 de julio de 2012

Anna, Xavi y el albañil de Lezama

Si en la Liga actual hay dos entrenadores con especial personalidad y control de los recovecos de sus clubes estos son Mourinho y Bielsa. Ambos se han visto envueltos en los últimos días en sendas polémicas un tanto extrañas, sobre todo la de Mourinho, que tiene pinta de no haber sucedido. Más allá de los hechos en sí, subyace la notoriedad de los personajes, que a veces llegan a eclipsar al club o a fundir la imagen de institución y entrenador hasta el punto de confundirse con consecuencias peligrosas para los clubes. Al fin y al cabo, los entrenadores son empleados que, con mayor o menor estancia en el cargo, no se caracterizan por ser precisamente eternos y a cuya marcha todo debe seguir funcionando.


Mourinho se ha visto envuelto en mil y un líos a lo largo de su carrera, el último de ellos la acusación de una pareja de recién casados que supuestamente viajo en el mismo avión que el técnico portugués desde Miami a Lisboa, son los ya famosos (sospecho que no a su pesar) Anna y Xavi. Cuentan que al pasar por delante de ellos en el avión Anna soltó un Força Barça que en principio no encontró respuesta en Mou, pero que al terminar el vuelo y ya en las instalaciones del aeropuerto desató las iras del entrenador madridista con insultos y amenazas por en medio. En fin, una historia muy rara de la que muchos detalles hacen nacer dudas: si un personaje tan famoso como Mourinho se ve envuelto en un incidente así y en un lugar tan concurrido, como no salen más testigos verificándolo, por qué no se atrevieron a denunciarle ante la policía en vez de ante la prensa, como es que si le sentó tan mal que animaran al Barça no fue a recriminárselo en ese momento sino que esperó a acabar el puerto o por qué hay fotos del técnico al día siguiente en Cancún si se supone que el día antes había viajado a Lisboa. Además de un problema general de educación que daría para otros foros, a santo de qué tiene nadie que andar provocando a un personaje público por el mero hecho de serlo. Más allá del escaso crédito que merece esta historia, digna del más rancio programa de cotilleos, cabe reseñar que es resultado de la controvertida personalidad de Mourinho que alguien pueda llegar a inventarse una historia de este tipo. Este hombre ha conseguido apropiarse de la imagen y de la voz del Real Madrid y ha vivido varias historias ya de enfrentamientos verbales e incluso físicos (como el dedo en el ojo a Vilanova, tan en boga estos últimos días) en los que el club le ha apoyado completamente, tanto institucionalmente como socialmente, ya que gran parte de la afición se apunta a las excéntricas cruzadas de su entrenador. Lo más significativo de la cesión de poder del Real Madrid hacia su entrenador fue la destitución de Valdano, cuya cabeza pidió indicando que él reportaba directamente con la directiva y no con el director deportivo.


El caso de Bielsa y los albañiles de Lezama es un caso muy diferente, sobre todo porque está completamente confirmado cómo ocurrió por la detallada crónica de acontecimientos que hizo el argentino. Marcelo Bielsa es un tipo obsesivo con su trabajo, eso le hace tener que controlar hasta el más mínimo detalle, como cada ladrillo que se coloque en las instalaciones de entrenamiento. Además, el mote de Loco  no es gratis. Lo que no es de recibo es que pierda los nervios hasta el punto de usar la violencia con el jefe de obra, por muy a disgusto que quede con las obras o mucha implicación profesional que el rosarino tenga. En este caso la situación del Athletic ha quedado un tanto retratada, el supuesto idilio con Bielsa no lo es tanto y la directiva a puesto distancia ante la actitud de su míster, cuyas rarezas el año pasado incomodaron algo a los mandatarios e incluso a algún jugador. Bielsa necesita controlar todo y el club parece haberse dado cuenta de que eso les puede traer complicaciones, eso sí, después del affaire de las obras. El error es que en principio le dejaron tomar el control de las obras y, ahora que ha surgido el problema, quiere el club retomar el lugar que le había dejado al entrenador. La fractura que esto ha generado será difícil que no perdure. Eso sí, la situación más complicada es la de Amorrortu, director deportivo del Athletic, ya que, al contrario que Mourinho, Bielsa ha decidido reportar solo al director deportivo y no a la directiva, lo que deja Amorrortu en el centro de la batalla.


Ojo con las cesiones de poder por parte de los clubes a técnicos tan peculiares, el entrenador es un personaje efímero, pero las estructuras de un club deben pervivir generando una filosofía propia y perdurable.

lunes, 9 de julio de 2012

Atleti: El momento del salto y la transparencia

Arrancó el Atlético de Madrid con la presentación de las caras nuevas: Emre, Cata Díaz y Cebolla Rodríguez. Además, Caminero declaró que si todo va bien solo habrá como mucho un fichaje más, en lo que parece una referencia al intento de recuperar a Diego, que jugó cedido por el Wolfsburgo la pasada temporada. Aunque a los aficionados siempre les ilusione más oir hablar de nombres y futuros fichajes durante todo el verano, que tan pronto parezca que la plantilla colchonera esté definida casi al 100% es una extraordinaria noticia para este club, siempre acostumbrado a los vaivenes y la inestabilidad, a tener cada año casi medio equipo nuevo. Solo le faltaría aprobar una asignatura importante para asentar un equipo verdaderamente fuerte: la transparencia.

Si cualquier club en España es opaco en su gestión e intenciones y genera más rumores que noticias, más acentuada es esta situación en el Atleti. Como ejemplo, el verano anterior, cuando se dejó caer que el equipo iba a usar lo ganado en la venta de grandes jugadores para atenuar la deuda y a tirar de la cantera para completar los puestos disponibles en la plantilla, pero al final fue uno de los clubes que más gastaron en fichajes de la Liga (algunos tan extravagantes como Pizzi o Micael). Esa supuesta apuesta por la cantera que, por cierto, ha quedado definitivamente pospuesta este año con la venta de Domínguez para hacer caja.

Otro de los males endémicos de este club es la llamada bicefalia, entre Gil Marín y Cerezo no hay demasiado feeling y eso acaba significando que cada uno trate de meter la cuchara en los asuntos que conciernen al club a su manera, que cada uno vaya filtrando la información según le conviene o trate de ganar poder a su manera. En definitiva, no hay una voz clara que muestre el camino que va a seguir el Atlético porque no hay un camino, sino dos.

Simeone merece cierta libertad para diseñar el próximo año a su gusto, es un voto de confianza que le debe la afición, por la estabilidad que le dio al juego del equipo y al vestuario el pasado año, pero que sobre todo le deben desde el palco, por haber apaciguado a la afición rojiblanca, francamente harta de la gestión de sus dirigentes hasta el Cholo cogió el control. No es fe ciega, pero sí confianza ante alguien que ha demostrado saber hacer un buen trabajo. Aunque la venta de Domínguez haya resultado polémica, lo cierto es que para el entrenador no contaba demasiado y, a pesar de su juventud y el progreso que le queda por delante tal vez era más lógico hacer caja por él en lugar de tenerle en el banquillo.

Eso sí, en el Atlético nadie sabe con seguridad si necesita hacerse caja, si la situación económica está estabilizada, si lo que se ingrese será para deudas o para reforzar el equipo... no se sabe casi nada, solo se intuye. Y desde luego lo que se intuye son problemas. Con el título de la Europa League aun paseando por Neptuno ya solo se hablaba de que o se conseguía entrar en Champions o habría que desprenderse de Falcao, de quien, por cierto, nadie sabe muy bien si ya está pagado o no, si el 100% de su propiedad es del club o hay alguna sociedad intermedia, etc. A día de hoy la prioridad parece no venderle, quien sabe lo que pasará mañana. De igual manera, al acabar la temporada Diego parecía completamente perdido, incluso el fichaje de Emre sonaba a intento de sustituirle, pero ahora suena como ese último fichaje que apuntaba Caminero hace días. Otros nombres han sonado durante el verano como posibles salidas importantes (Adrián o Juanfran), son casos que deben resolverse pronto para no interferir en la calidad de la pretemporada.

Este Atlético de Madrid, actual campeón de la Europa League y quinto de la Liga, a un suspiro de entrar en Champions, está en un momento crucial, si aguanta a sus estrellas, aunque limite las incorporaciones y confía en las opiniones de Simeone podrá dar ese salto de calidad que le permita estabilizarse como equipo fiable y con una base fuerte. Para ser grande de verdad debería aclarar también sus vaivenes en los despachos, pero eso ya parece un mal fijado en los genes colchoneros.