viernes, 15 de noviembre de 2013

Alimentación y deporte (a propósito de Messi)

Se está hablando mucho en estos días, a propósito de la recurrente lesión muscular de Messi que le va a tener parado lo que queda de año, de los cuidados que necesita el deportista. Éste es un término complejo y muchas veces mal interpretado por el gran público. Los cuidados del deportista no tienen por qué corresponderse con una vida monacal, pero tampoco le permiten cometer excesos ni descuidar su físico ni, por supuesto, su alimentación.

Las primeras temporadas de Messi como profesional siempre tuvieron un parón por lesiones musculares. Cuando Guardiola se hizo cargo de la dirección técnica blaugrana, supo rodearse de ayudantes que dieron con la tecla de los problemas físicos del astro argentino, que redujo drásticamente sus problemas musculares sin necesidad de descansos o rotaciones. Una vez que Guardiola abandonó el Barça, Messi volvió a lesionarse, arrastrando desde la temporada pasada cíclicas roturas de fibras que le han impedido rendir a su nivel habitual en casi todo el año 2013.

¿Casualidad? No lo creo. Más bien me decanto a pensar que es una cuestión de hábitos, entre los que la alimentación es uno de los puntales fundamentales para una vida sana. En ese sentido, parece que el bueno de Leo Messi es propenso a los excesos alimenticios, olvidando que el mercado ofrece hoy en día gran cantidad de productos de calidad, saludables ¡y muy sabrosos!

ElPozo, empresa murciana de alimentación muy vinculada al deporte, es un claro ejemplo de compromiso con la calidad, la salud, el bienestar y la vida sana, siempre sin olvidar el sabor. Aparte de su labor como patrocinador en eventos y clubes deportivos, incluye un catálogo de productos de lo más interesante e incluso consejos de nutrición y salud en su página web.

Messi, recupérate ¡y pásate a ver los consejos de la web de ElPozo! A todos nos vendrán bien.

lunes, 22 de julio de 2013

Los 100 millones de euros de España Sub 21

Thiago Alcántara, jugando con el Bayern
En estos tiempos de control económico y operaciones creativas en el mundo del fútbol se da la curiosa circunstancia de que entre tres jugadores de la Selección Española Sub 21 han conseguido poner en el mercado casi 100 millones de euros por sus traspasos, convirtiéndose en tres de los fichajes más caros de lo que va de verano. Dieron gran nivel al ganar el Europeo de su categoría y son jugadores de calidad contrastada. Son Illarramendi, Isco y Thiago.

El caso de Thiago Alcántara es el más curioso y extraño de los tres. Este futbolista de 22 años, nació en San Pietro Vernotico (Italia), tiene nacionalidad brasileña pero se crió futbolísticamente en España, con cuya Selección decidió jugar. Tal vez esa experiencia personal tan ajetreada le haya hecho estar menos dispuesto a permanecer atado al club donde se dio a conocer, a pesar de ser un equipo grande como el Barça.

A Thiago, hijo del gran centrocampista brasileño Mazinho, se le acabó la paciencia, se hartó de estar a la sombra del trío Busquets - Xavi - Iniesta y decidió irse a torear a otra plaza difícil, el Bayern Munich, donde el nivel de la plantilla no le garantiza ser titular indiscutible, pero la presencia de su mentor, Pep Guardiola, sí le da confianza para dar el paso.

Cierto descontrol en el club con una cláusula de su contrato, que hacía que el precio de su rescisión se quedara en 18 millones de euros en lugar de 90 millones si no jugaba un mínimo de minutos, le abrió la puerta para que este trotamundos emprendiera la aventura alemana. Finalmente acordaron un precio de unos 25 millones que dejó satisfechas a las tres partes. El Barça consiguió algo más que los 18 de la cláusula de rescisión, el Bayern se lleva a un jugador con muchísimo futuro y cumple con una petición expresa de su entrenador y Thiago jugará donde quería y sale algo desengañado de Can Barça.

Isco en su presentación con el Real Madrid
La impresionante progresión de Isco, pese a su juventud, le ha llevado a probar ya en Valencia, Málaga y Real Madrid. El malagueño de Benalmádena, con solo 21 años, se ha convertido en un refuerzo más que ilusionante para los de Florentino Pérez. Fue uno de los elegidos por el Málaga del jeque cuando éste decidió sacar la chequera, dejando 6 millones de euros en Valencia por su compra a pesar de ser un jugador que apenas había jugado cuatro partidos con el primer equipo. Pero es que, excepto los técnicos del club de Mestalla, cualquiera podía ver que ese chico tenía algo especial.

Tras dos años de éxitos y responsabilidad creciente en el club de su tierra, la necesidad económica de los malagueños le puso este verano en el escaparate. Cuando todo apuntaba a que acompañaría a Pellegrini en el Manchester City, el Real Madrid se interpuso. Tal vez tras ver su gran actuación en la Eurocopa Sub 21 terminaron de decidirse a poner encima de la mesa los 30 millones de euros que costaba su fichaje. Casi una ganga teniendo en cuenta las maneras que demuestra y el futuro que se le apunta.

El único lunar de su fichaje lo pusieron los rumores de sus supuestas simpatías hacia el F.C. Barcelona. Parece ser que existen fotos de Isco cuando era más joven vistiendo la camiseta del Barça, tiene un perro que se llama Messi o hizo unas declaraciones cuando jugaba en Valencia diciendo que era un poco antimadridista porque le parecía un club prepotente. Esas filias o fobias de juventud no parece que deban influir en alguien que ya es todo un profesional que ha aceptado una propuesta deportiva de lo más interesante que hay en el panorama mundial y que luchará por defender esa camiseta, aunque no parecerá creíble si alguna vez dice aquello de yo soy del Madrid desde pequeño. Su impresionante clase acallará esas dudas.

Illarramendi, el español más caro de la historia merengue
Asier Illarramendi es seguramente el menos contrastado de los tres, pero también el más caro. El guipuzcoano de Motrico, a sus 23 años, se ha convertido en el jugador español más caro de la historia del Real Madrid y el sexto en esta curiosa clasificación si contamos con los extranjeros. Su precio de 39 millones de euros solo es superado en Chamartín por Cristiano Ronaldo, Zidane, Kaká, Figo y Ronaldo. Cuando Ancelotti le eligió para el centro del campo del Real Madrid, vio que ese tren solo pasa una vez, pero la Real Sociedad no estaba dispuesta a dejarle salir a cualquier precio. Florentino estimó que era mejor cerrar el fichaje por la vía rápida y cerraron un precio que, siendo elevado para la categoría presente del jugador, impedía que el club viviera a expensas de una negociación larga y le daba a su nuevo entrenador la pieza que echaba en falta. La liquidez del Real Madrid permite estos dispendios.

El estilo de juego de la Real Sociedad de Montanier hizo que Illarra consiguiera brillar durante la temporada como eje versátil del mediocampo. Su consagración, en la Selección Española Sub 21, demostrando liderazgo y calidad a pesar de estar rodeado de muy buenos jugadores. En pocos meses pasó de ser un jugador en progresión pero poco conocido para el gran público, a ser uno de los fichajes más caros de la historia del Real Madrid. Su gran enemigo, como por ejemplo pasó la temporada anterior con Modric, puede ser el precio.

En principio, parece el sucesor natural de Xabi Alonso. El tolosarra bajó su nivel la temporada pasada por sus problemas físicos y el fichaje de Illarramendi parece un seguro a la hora de cubrir sus ausencias o momentos de bajo rendimiento, o simplemente para darle descanso. Si no sufre la presión del precio, de jugar rodeado de grandes estrellas o del miedo escénico del Bernabéu. Asier Illarramendi tiene ritmo y criterio suficiente para liderar la zona de creación merengue.

En definitiva, un trío de jóvenes cracks por los que grandes equipos han apostado este verano como piezas suficientemente importantes para dejarse un río de millones de euros. Habrá que estar atentos a su progresión, ellos han formado parte de la Sub 21 campeona de Europa y parecen parte del futuro de la Selección Absoluta.

lunes, 8 de julio de 2013

Llorente y el orgullo de Urrutia

Llorente ya no es el Rey León de San Mamés
Recientemente ha sido presentado Fernando Llorente con la Juventus de Turín. Un buen paso en la carrera del riojano que deberá ayudarle a remontar tras un año complicadísimo y una salida del Athletic de Bilbao cargada de polémica y opiniones encontradas. Dado el potencial del jugador imagino que hará buen papel, aunque el puesto es exigente, volviendo a su buen nivel. Mientras en Bilbao se han quedado sin el jugador y sin el dinero de su traspaso, pero con el orgullo del presidente intacto ¿verdaderamente ha sido provechoso este culebrón para el equipo vasco?

En el verano de 2012 se empezó a hablar seriamente de la posible salida del llamado Rey León, el entonces hombre - franquicia del Athletic de Bilbao Fernando Llorente. Por entonces, y tras una buena temporada del club, se rumoreaban ofertas de alrededor de 20 millones de euros por el jugador, al que le quedaba un año de contrato.

Josu Urrutia, el presidente de los rojiblancos, inició el proceso de renovación de su estrella con unas condiciones que parecían no convencer en absoluto al ariete. En vista del poco interés del jugador por renovar y en medio de incómodos dimes y diretes entre ambas partes que se reflejaron en la prensa, el presidente remitía a la cláusula de rescisión como única vía de salida tanto para el jugador como para el club que estuviera interesado en ficharle. Mientras el ambiente entre jugador, club y afición iba pudriéndose mientras se acercaba el inicio de la temporada.

Y así transcurrió el curso futbolístico, con Llorente casi sin jugar, cobrando sus 3 millones de euros netos y con el caso generando un turbio panorama que, sin duda, afectó al rendimiento del equipo de Bielsa. Las acusaciones cruzadas entre jugador y directiva sobre de quien era la culpa de la ruptura de las negociaciones no hicieron ningún bien a una institución tan grande.

Llorente y Urrutia en un acto del club
Eso sí, Urrutia dejo su orgullo intacto en este caso, no se apeó del caballo en ningún momento y consiguió no negociar la salida del jugador. Una vez entró en sus seis últimos meses de contrato, tal y como dictaminan las normas, el jugador pudo negociar directamente con la Juventus su fichaje. El Athletic no vio un euro, el jugador consiguió una ficha mayor de la que hubiera conseguido de haber tenido los italianos que pagar su fichaje y en la próxima temporada podrá intentar reencontrar su nivel competitivo en la Serie A y la Champions.

Llorente ha perdido un año en su carrera de futbolista y el cariño de gran parte de la hinchada bilbaína, que no dejó de pitarle en los casos minutos que disputó. El Athletic ha perdido los 20 millones que pudo haber percibido el verano pasado, los 3 que ha tenido que pagarle en concepto de ficha por una temporada casi en blanco, el rendimiento que el jugador podría haberle dado durante el curso pasado y ha roto su paz social, esa euforia que alcanzó tras llegar a dos finales. Para colmo ha tenido que ver como Llorente marcaba el último gol de su equipo en partido oficial en el antiguo San Mamés.

Francamente, el negocio de Urrutia me parece paupérrimo, aunque sé que mucha gente del Athletic apoya su gestión en este caso. Tampoco salió bien Javi Martínez, tras dejar 40 millones de euros en caja para marcharse a ganar la Champions al Bayern, ni Amorebieta, en un caso muy parecido al de Llorente. Me parece difícil de entender, a pesar de que el orgullo de Urrutia podría explicármelo.

miércoles, 26 de junio de 2013

El difícil reto de Guardiola

Guardiola en su era al frente del F.C. Barcelona
Cuando a finales de la temporada se hizo pública la relación de Pep Guardiola con el Bayern Múnich, los críticos del técnico de Santpedor se relamieron con un argumento claro: fue cobarde al salir del Barça en cuanto Mourinho le puso las cosas difíciles y es cobarde al escoger nuevo club porque se va a uno tan grande que le asegura triunfos. Claro está que una figura como Guardiola siempre va a encontrar por donde ser criticado, pero el reto del club bávaro, actual campeón de Champions, Bundesliga y Copa de Alemania, es de todo menos fácil.

El fútbol se mueve por resultados y objetivos, esto es claro. Cualquiera es capaz de opinar sobre la marcha de un equipo viendo poco más que los resultados en el periódico y, si acaso, un resumen con los goles de los partidos. Por eso llegar a un equipo que viene de ganarlo todo es un regalo envenenado. Pocos van a tomar en cuenta el trabajo que hagas si no vuelves a ganarlo todo.

En el caso de Guardiola, veo sincera esa imagen que despide de moverse por instinto, con un trasfondo de sentimentalismo que, seguramente, le llevó de la dirección técnica del Barça a un año sabático en Nueva York por agotamiento y falta de pasión por su trabajo, y que ahora le lleva a Múnich para disfrutar de un modelo de club (y, por extensión, de campeonato) que le interesa y le apetece probar.

Guardiola llora al ganar el sextete con el Barça
La comparación en su nueva etapa puede ser odiosa. En su primer año al frente del F.C. Barcelona consiguió algo nunca visto en la historia del fútbol mundial: levantar los seis títulos en juego. Llega a un club que acaba de ganar las tres competiciones que disputó y le toca sustituir a un hombre admirado y querido como es Jupp Heynckes. Será muy difícil superar la temporada que viene el rendimiento que el Bayern ha mostrado en la pasada, y resultará prácticamente imposible mejorar las marcas conseguidas con el Barça. Eso es algo que Pep llevará sobre sus hombros y que sus críticos le arrojarán a cada paso.

Lo que tiene ganada es la batalla de la imagen. Llegar a un club de tan vasta historia y éxitos tan recientes y ser recibido con esa ilusión no es fácil. Además, en su primera rueda de prensa cuidó los detalles, habló en un muy correcto alemán y regaló los oídos de su nueva afición adulando a su nueva casa. Incluso aceptó el reto de mejorar los maravillosos resultados de la temporada pasada con naturalidad. El club le está ayudando en este buen comienzo.

Cuando la pelota arranque a rodar veremos lo que da de sí el Bayern de Guardiola. Incluso aunque no le fuera bien, eso no borraría los mágicos años de fútbol espectacular del Barça. Aunque sean equipos muy diferentes, habrá que ver si el técnico es capaz de adaptar sus métodos a las cualidades de sus nuevos jugadores, que no han mamado los principios de la filosofía de juego blaugrana, pero la pasión con la que su nuevo entrenador les va a explicar lo que quiere de ellos y la gran calidad de la plantilla debe hacer que dicha adaptación no sea excesivamente compleja.

Tengo la impresión de que vamos a disfrutar viendo al Bayern Múnich de Guardiola, creo que no me equivocaré si apuesto a que estará luchando de nuevo por todos los títulos. Eso sí, pequeños detalles pueden marcar la diferencia entre ser o no ser campeón, que al final es lo que cuenta.

Guardiola en su presentación con el Bayern

miércoles, 19 de junio de 2013

Del Bosque y las dudas del 9

Sorprendió escuchar a Vicente del Bosque, en los días previos a la Copa Confederaciones que se está celebrando en Brasil, comentar tan abiertamente que ningún delantero centro de los que había ido llevando a la Selección le convencía totalmente. Si sorprendió fue por la extrañeza de verle hacer este tipo de declaraciones, no porque lo piense, que es algo que cualquiera que haya seguido el recorrido de La Roja en los últimos años ha podido deducir claramente.

Del Bosque viene contando desde que llegó principalmente con Villa, Torres, Llorente, Negredo y Soldado como arietes puros, pero sin embargo la opción más usada en los últimos tiempos ha sido Cesc Fábregas como jugador que ocupa esa posición teórica, pero sin las características ni funciones típicas del delantero centro puro, es lo que suele conocerse como falso nueve.

Esa idea del falso nueve es una solución táctica típica de equipos con alta posesión, movilidad entre líneas y larga maduración de la jugada. Elimina la referencia a los centrales, obligándoles a perseguir la sombra de ese falso nueve que desarrolla sus desplazamientos por el campo entre las líneas de defensa y centro del campo del rival, abriendo vías de agua para su propia llegada y la de sus compañeros.

Villa celebra un gol con la Selección
El juego combinativo de la Selección Española ahoga a un nueve típico. Villa, máximo goleador de la historia de La Roja, era titular indiscutible hasta que sus altibajos en el Barça y, sobre todo, la grave lesión que sufrió en 2012, le descabalgaron. Si es el delantero que Del Bosque más usó en su momento fue por su capacidad para jugar lejos del área, arrancar volcado desde banda izquierda y aprovechar los pases de los mediapuntas para probar su buen disparo.

Torres es un futbolista cuyo punto fuerte es la potencia y el débil la falta de precisión, esto le hace jugar a contraestilo en la Selección. Como acompañante de Villa fue oro puro para el asturiano, ya que le abría una cantidad de espacios y reclamaba tal atención de los defensas rivales con su despliegue físico que facilitaba mucho el acceso al gol por parte de su compañero. El del Chelsea siempre tuvo en el combinado español más valor por ese trabajo oscuro que por su promedio de goles, más bien discreto, ya que los contrarios suelen permitir pocos espacios libres donde El Niño pueda lucirse.

Llorente siempre fue percibido en La Roja como una solución de emergencia, una forma de desatascar partidos cerrados en los que el riojano hacía de faro hacia el que mandar balones. Su destreza para bajarlos y entregarlos a quien le venga de cara fueron útiles en partidos importantes. Pero nunca se le ha visto como un plan A por Del Bosque, no cuadra con el estilo inicial que propone el equipo. Es un caso parecido al de Navas en el medio del campo, son revulsivos útiles para cambiar la forma de jugar, pero no la opción principal de partida.

Negredo y Soldado han sido los dos últimos en llegar. Siendo dos arietes clásicos que tienen en el gol su valor y objetivo principal, existen grandes diferencias entre ellos. Mientras Negredo es más rematador y hombre de área, de bajar balones y rematar centros; Soldado es algo más parecido a lo que decíamos de Villa. Es un futbolista que vuelca mejor a las bandas, combina más con los centrocampistas y, además, es tan capaz como el sevillista de llegar al remate. De ahí que, de momento, se haya ganado el favor del míster salmantino.

Pedro está en racha goleadora con España
Es el debate del nueve, en una generación de futbolistas donde lo más brillante sin duda son los centrocampistas parece normal que se intente incluir en la alineación a la mayor cantidad posible de ellos. Eso no quiere decir que los delanteros que tenemos en España sean malos, ni mucho menos, pero la forma de jugar del equipo y el hecho de que, como mucho, juegue uno solo, les complica el desempeño. Además, el gol queda cubierto con la llegada de Pedro, Silva, Cesc o Iniesta, jugadores que sin ser delanteros puros, saben aparecer en posiciones de peligro.

Personalmente, echo de menos a Michu, sus características mixtas podrían dar valor a esta Selección, me parece extraño que Del Bosque aun no le haya dado alguna oportunidad ¿le llegará algún día?

martes, 7 de mayo de 2013

Barça, entre la filosofía y el plan B


Hace poco, en otra entrada de este blog, detallábamos la forma en que Mourinho había conseguido neutralizar el juego del Barça. Curiosamente, tras la vuelta de la eliminatoria de Copa en la que el Real Madrid eliminó a los catalanes llegaba el enfrentamiento de Liga, sorprendentemente, nada cambió en la forma de jugar del equipo de Tito y Roura. Después han venido derrotas como las de Milan o Bayern sin que esto haya hecho variar el dibujo ni apenas la alineación, a pesar de constatarse que el F.C. Barcelona que en tantas ocasiones ha sido capaz de maravillar con su fútbol combinativo estaba viendo como al enfrentarse con equipos de fuerte físico, velocidad y calidad arriba no era capaz de imponerse.

No creo que el Barça deba revolucionarse ni cambiar al equipo de punta a cabo, ni mucho menos desnaturalizarse, pero es que la obra de Guardiola no fue algo inmutable en su disposición en el campo. A lo largo de los cuatro años del antiguo mediocentro barcelonista en el banquillo varió detalles en función del momento de forma o del rival, sin por ello modificar sustancialmente la filosofía ni las bases principales de su proyecto futbolístico: posesión del balón, movimiento del mismo, superioridad en el centro del campo y masticar la creación de la jugada sin mayor prisa.

El agotamiento de Guardiola al frente del F.C. Barcelona seguramente coincidió con el fin de esas pequeñas variaciones tácticas o de alineación, que a su vez se combinó con el año más flojo de los blaugranas a su cargo. Empezaron a hacerse rutinarias las soluciones, como la defensa de tres o la posición centrada de Messi (dejo enlace al vídeo de una charla en Argentina donde explica los motivos por los que realizó esas variaciones) y eso fue facilitando las respuestas de sus rivales. Pero durante esos cuatro años fueron muchas otras las pequeñas modificaciones (Alves incluido en el centro del campo, delanteros centros más clásicos como Eto’o o Ibrahimovic, buscar variantes con la posición de Keita, etc).

Este año de Tito y Roura da la impresión de que tuvieran un cierto reparo a buscar variantes a aquello que Pep Guardiola hizo y se están ciñendo habitualmente a la versión más reconocible del Barça de toque, posesión y superioridad en el centro del campo, buscando apenas en alguna ocasión abrir el juego en bandas con Tello o modificar con la inclusión o exclusión de Fábregas en el equipo.

Pero a la hora de la verdad, las soluciones son tan parecidas desde hace ya tantos años que empieza a ser difícil sorprender a pesar de la calidad de los jugadores puestos en liza. Ahí entra en debate la necesidad de un plan B. Soy de la opinión de que la presencia de un delantero alto, fajador y rematador que sepa bajar y aguantar el balón, con cierto criterio para descargar sobre los compañeros (el mejor ejemplo podría ser Fernando Llorente) no sería ninguna traición a la filosofía de base del equipo y supondría una variación sustancial, un dolor de cabeza para rivales que piensen que tienen a los culés suficientemente conocidos y controlados. Sería un as bajo la manga para cuando el rival no deje que la circulación de balón funcione con la velocidad y profundidad deseada.

No parece que la solución vaya por la idea de encontrar una alternativa más directa. Se habla largamente de traer a Neymar, que podría dar velocidad y desborde, y seguramente por ese camino el ataque barcelonista también encuentre otra opción.

Otros factores, además del táctico, deberían ser tenidos en cuenta. Es cierto que el año no ha sido sencillo. En una plantilla en cuya confección la defensa se deja como punto débil, los dioses del fútbol quieren que sea en esa línea donde más bajas se acumulen. Tampoco ha sido fácil superar el problema que ha supuesto la enfermedad de Tito Vilanova, con el jefe lejos pero supervisando todos los movimientos Roura no ha tenido la libertad de decisión absoluta, afectando esa situación de stand by a la organización de la plantilla, a la gestión del reparto de minutos, etc.

Un factor nada desdeñable es el paso del tiempo, jugadores fundamentales estos años, como Puyol o Xavi, están decayendo. Y no es que el problema sea reservarles para que jueguen pocos partidos al año, sino que cada vez tienen menos peso en los encuentros que juegan. Habiendo sido ambos de los mejores jugadores que he tenido oportunidad de ver en sus puestos, es normal que aparezca resistencia a la hora de irles buscando sustitutos, pero empieza a ser una prioridad para este F.C. Barcelona que cada vez vayan siendo menos necesarios para el desarrollo del juego. Existen posibles sustitutos, tal vez no de la calidad de los dos capitanes, que son jugadores irrepetibles, pero de buen nivel y que podrían ir adaptándose a la idiosincrasia blaugrana. Tales como Verratti o Gündogan para el mediocentro, o Hummels para la defensa. También en la cantera hay opciones, Sergi Roberto es un gran centrocampista y Bartra es muy bien defensor (a pesar de las pocas oportunidades que le han dado este año).

Poco a poco, el Barça debe adaptarse a su nueva realidad, no debe exprimirse el equipo que lo ganó todo, ni siquiera el concepto de juego. Lo inteligente y lo brillante es acomodarse a lo que los tiempos vayan exigiendo, con una filosofía de base que les indique el camino a seguir, que es el gran patrimonio de este club, pero sin descartar modificaciones que impidan al concepto de su fútbol quedar obsoleto. Queda la duda de saber si el equipo actual, tanto técnico como directivo, podrán liderar ese cambio. El fútbol es darwinista, o evolucionas o desapareces.

lunes, 22 de abril de 2013

Manchester United y Bayern, la final más cruel

El 26 de Mayo de 1.999 se disputaba en el Camp Nou la final de la Champions entre Manchester United y Bayern de Munich. Dos equipos habituales en esos logros, dos grandes del fútbol europeo, que parecían ante una final más de la máxima competición europea. Nadie imaginaba que esa final iba a regalarnos uno de los desenlaces más espectaculares y, al mismo tiempo, cruel de la historia de la Copa de Europa.

El Manchester United, a la postre campeón, arrancó su competición en la fase previa, allá por el 12 de Agosto, eliminando por un global de 2 a 0 al LKS Lodz polaco. Ambos finalistas habían coincidido en la fase de grupos, donde, casualmente, también coincidieron con el anfitrión de la final, el F.C. Barcelona, a quien eliminaron. Los dos partidos disputados entre ambos en esa liguilla acabaron en empate, a dos goles en Munich y a uno en Manchester. El Bayern pasó como primero de ese grupo, mientras el United consiguió su clasificación por ser uno de los dos mejores segundos clasificados entre los ocho grupos.

En cuartos, los ingleses quedaron encuadrados frente al Inter. Un gran Dwight Yorke logró dos goles en la ida, en Old Trafford, que sirvieron para, con el empate a uno de San Siro, pasar ronda. Otro italiano afrontó en semifinales, la Juventus. En Inglaterra, el eterno Ryan Giggs anotó en el minuto 92 el empate a uno que supo a gloria tras ir perdiendo casi todo el partido. En el viejo Delle Alpi, también empezaron ganando los italianos. A los 11 minutos, dos goles de Inzaghi encaminaron a los de Turín hacia una final que no llegó por la remontada de los Red Devils, 2-3 al final y los de Ferguson se plantaban en la cita del Camp Nou.

El Bayern por su parte apabulló en cuartos a sus compatriotas del Kaiserslautern con un global incontestable de 6-0. Para semifinales esperaba el verdugo del Real Madrid en esa edición, el Dinamo de Kiev, que aguantó a los alemanes en Ucrania (3-3), pero sucumbió en el Olímpico de Munich merced a un solitario gol de Basler que selló el pase a la final.

Se planteaba la final, de un lado, Kahn, Matthäus, Effenberg o Basler; del otro Schmeichel (en el que había anunciado que sería su último partido en el Man U), Stam, Beckham, Giggs o Yorke, máximo goleador de la competición. Como bajas de consideración, el mediocampo del United no contó con Roy Keane ni Paul Scholes, lo que obligó a modificar la alineación titular de Ferguson, que situó a Beckham y Butt en el centro, cambió a Giggs en banda derecha y contó para el equipo inicial con Blomqvist en la izquierda.

Arrancaba de manera inmejorable el partido para los bávaros, cuando la maestría en el lanzamiento de faltas directas de Mario Basler logró que a los seis minutos de encuentro mandaran los alemanes. Desde ahí, los ingleses trataban de crear ocasiones con poca suerte, su mermado centro del campo no lograba catalizar el juego con suficiente efectividad como para sorprender a la organizada defensa alemana. Escasas llegadas se vieron en el partido, incluso más por parte del Bayern al contraataque que por el lado de los de Ferguson.

En el segundo tiempo, Ferguson hizo dos cambios habituales en su estilo, introduciendo delanteros frescos, Sheringham en el minuto 67 por Blomqvist y Solskjaer en el 81 por  Andy Cole. Ambos fundamentales en el devenir de esta historia. Aunque el campo se volcaba paulatinamente hacia la portería de Kahn, la mejor ocasión la tuvo Scholl al estrellar un balón en el poste de la meta de Schmeichel.

Llegaba el minuto 90, el entonces presidente de la UEFA, Lennart Johansson, abandonó el palco para preparar la entrega de premios, la Copa fue engalanada con los colores del Bayern Munich y los alemanes celebraban el título en la grada. En un último aliento, el United forzaba un córner. A la desesperada incluso Schmeichel subía a intentar rematarlo, Beckham la colgaba y el gigantón portero danés estaba a punto de rematar, la bola llegaba al segundo palo, donde Yorke trataba de volver a ponerla a la frontal del área pequeña, pero Fink la despejaba insuficientemente. Giggs trataba de empalarla desde la frontal y el balón, que se dirigía a saque de puerta, era levemente desviado por Sheringham a un par de metros de la línea de gol para convertirse en el empate. Éxtasis para los ingleses, tragedia para los alemanes que veían como les empataban en el descuento un partido que llevaban ganando desde el minuto 6.

Tocaba prepararse psicológicamente para la prórroga... que nunca llegó. Se cumplía el minuto 93 y los de Manchester forzaban otro córner. La imagen de ese lanzamiento de esquina ilustra a la perfección la importancia del estado de ánimo en el fútbol, mientras los defensores vagaban por el área rumiando el gol de dos minutos antes, los atacantes buscaron ese balón con la confianza de quien sabe que ha hecho lo más difícil, que cualquier milagro es posible. Beckham centra al primer palo. Sheringham vuela para rematar hacia el segundo palo y Solskjaer se anticipa a los estáticos defensores germanos para empujar con su pie derecho el balón al fondo de las redes. Gol. El resultado de 0-1 en el minuto 90 se había transformado a 2-1 en el 93.

Mientras la incredulidad gobernaba la celebración inglesa, los jugadores del Bayern eran absolutamente incapaces de ponerse en pie para reiniciar el juego. La imagen de esa final, más que la de los ganadores,  podría ser la de Kuffour, fortachón defensor ghanés del equipo alemán, que lloraba como un niño mientras el colegiado Collina intentaba sin éxito levantarles del suelo, o a un ya veteranísimo Matthäus quitándose la medalla con rabia.

Fue, posiblemente, la derrota más dolorosa de la historia de la Champions League, uno de los tiempos añadidos más sorprendentes y decisivos de los vividos jamás en un partido de fútbol. Demostró que casi nada es imposible en un partido hasta que pita el árbitro y que, contradiciendo a Gary Lineker, el fútbol es un deporte donde juegan once contra once y no siempre gana Alemania.

viernes, 5 de abril de 2013

Mourinho encontró la piedra filosofal

Cuando José Mourinho al frente del Inter de Milán consiguió eliminar al F.C. Barcelona en las semifinales de la Champions League del 2.010 no solo se dispararon los aspersores del Camp Nou, también las ganas de Florentino Pérez de hacerse con los servicios de un técnico que renovara las ilusiones merengues ante el dominio mostrado por los de Guardiola. Aunque ha tardado más de dos años en conseguirlo, con la imagen dada en las semifinales de la Copa del Rey y en el posterior partido de Liga ha logrado que, por fin, el Real Madrid haya reducido sus complejos con el Barça.

En estas dos temporadas y media, el adorado y denostado a partes iguales Mourinho ha ido variando su respuesta táctica en los partidos frente al Barça. En su primera temporada llegó al Camp Nou con el bagaje de unos buenos primeros meses de campeonato y decidió afrontar el Clásico como un cara a cara del que salió bastante escaldado, goleada 5 a 0 que le demostró que, por muy buen equipo que tuviera con el Real Madrid, para afrontar al F.C. Barcelona tendría que preocuparse más de anular las virtudes del rival que de dominar el juego.

La culminación de esta intención de frenar el juego del Barça se dio en la llamada Tormenta de Clásicos, cuando entre Liga, Copa del Rey y Champions disputaron cuatro partidos en escasos días. Fue ajustando el modelo de manera que, lo que empezó con Pepe en el centro del campo pasando el cortacésped como ejemplo práctico de la preocupación por cortar el ritmo y la frecuencia de pases blaugrana hasta el límite del reglamento, acabó con el convencimiento de que la reducción de espacios en la medular era una necesidad, pero que tanta tensión acababa haciendo que por momentos perdieran el hilo de los partidos. Fueron partidos cargados de momentos violentos, para olvidar desde el punto de vista del juego limpio, desagradables, en los que ninguno de los dos equipos pudieron salir al 100% orgullosos ni contentos.

Desde el duelo de vuelta de la pasada Liga, en el Camp Nou, el Real Madrid viene demostrando cierta superioridad táctica que maniata al Barça. Incluso las claves descifradas por Mourinho vienen siendo utilizadas por otros entrenadores para complicar la existencia a los blaugranas, con éxito dispar ya que no todos los equipos disponen de jugadores con suficiente nivel como para conseguirlo (valga el ejemplo reciente del Milan).

La solución de Mou se basa en aquello en lo que el Real Madrid es netamente superior al Barça: el físico. La defensa madridista no se cierra atrás, más bien al contrario sube la línea lo suficiente para no dejar espacios entre ella y el centro del campo, de forma que nadie pueda maniobrar entre las líneas sin verse encerrado por cuatro jugadores blancos en muy pocos metros cuadrados. De ahí que Messi quede ahogado en estos partidos. Saben que el Barça no busca balones largos, ni prolongaciones a la espalda, usa poco las bandas y no gana en velocidad a los defensores merengues (la aparición de Varane ha sido perfecta para este plan táctico). Además, la cercanía entre todos los jugadores posibilita una presión muy efectiva aunque no demasiado alta, sino a la altura de la línea divisoria de ambos campos, donde más les gusta moverse a los medios blaugranas. Al defender todos muy cerca los unos de los otros, se facilitan las ayudas sin necesidad de agotarse en grandes desplazamientos. Por fuerza, altura y velocidad el Real Madrid es mejor que el F.C. Barcelona, que termina por perderse en el embudo defensivo blanco y cediendo el balón a los de Mou en posiciones adelantadas, lo que impide que los catalanes presionen dicha salida.

A partir de ahí, para el Real Madrid la salida es rápida hacia los centrocampistas, bien porque recuperen ellos mismos o bien porque el defensa que robe tiene cerca a los medios, estos buscan el despliegue veloz y muy ancho de los atacantes y encuentran un Barça que hace aguas atrás por escasez de efectivos.

A Mourinho le ha costado más de un disgusto encontrar este plan, pero ahora ha conseguido una superioridad en los enfrentamientos con el Barça que provoca en los culés una discusión casi ética ¿persistir con la filosofía del toque o intentar buscar un plan B? Esa es, ahora, la cuestión.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Iniesta, cuando el fútbol se hace danza


Andrés Iniesta Luján, albaceteño de 28 años, 1’70 metros, piel blanquecina cual queso manchego y poca pinta de estrella del deporte es, posiblemente, el tipo que mejor interpreta el fútbol en el mundo. Cuando recibe el balón, con su pausa característica, es capaz de sacarse de la chistera pases, fintas o movimientos cargados de magia.

Iniesta despuntó en 1996, con solo 12 años, en el Torneo de Fútbol 7 de Brunete, formando parte de la plantilla del Albacete Balompié, lo que le valió llamar la atención de los grandes del fútbol español. El Barça se llevó el gato al agua gracias a la buena estructura de cantera de su mundialmente famosa Masía, a pesar de que se rumorea que por aquellos tiempos sus simpatías futboleras tiraban más hacia el Real Madrid. Siempre fue observado como uno de los futuros más prometedores de la cantera blaugrana y, aunque tuvo sus momentos de flaqueza al estar lejos de su casa siendo muy niño, tal vez eso le forjó el carácter para llegar a la élite del primer equipo en la temporada 2002/2003, aunque no se asentara como un jugador importante hasta el curso siguiente con Rijkaard en el banquillo.

Su fútbol de alta escuela, esa facilidad innata para llevar la pelota cosida al pie hasta encontrar una buena salida, le fue convirtiendo en un jugador cada vez más importante para el Barça y la selección española, hasta llegar a ser uno de los referentes máximos para cualquier aficionado al fútbol del mundo por la sencillez de su juego, a pesar de que esto hiciera que tardara más que otros en llamar la atención. Solo la voracidad de Messi y Cristiano han evitado que tenga algún Balón de Oro.

Ágil y extremadamente coordinado con el balón en los pies, es capaz de analizar cualquier jugada para encontrar la mejor solución como lo haría un ajedrecista de élite, siendo capaz de ejecutar con altísima precisión cualquier pase o regate que su mente diseñe. Como Zidane, tiene un don para el control del balón y la elegancia de un bailarín en su conducción, también como el francés tiene ese gesto pausado y sin estridencias en el regate con el que deja sentados a los defensas más seguros. De Laudrup tiene esa facilidad para superar líneas con un pase perfecto y ese recurso de "la croqueta" (regatear pasándose rápidamente el balón de un pie al otro) con el que driblar rivales.

También con el danés comparte punto débil en su escasa relación con el gol, como si marcar fuera algo vulgar para jugadores de esa clase. Curiosamente, pese a no superar los diez tantos por temporada, sus dos momentos cumbre son dos goles, el que marcó en Stamford Bridge para meter al Barça en la final de la Champions y el que sirvió para proclamar campeona del Mundo a España.

Él, Andrés, el joven de cara amable que parece no haber roto un plato, es capaz de romper defensas hasta en las situaciones más complejas. Seguramente el futbolista mundial que mejor se mueve en espacios reducidos, rodeado de contrarios o encerrado contra la cal. Juegue de interior o pegado a la banda izquierda, hasta como mediocentro defensivo hizo un gran partido en Champions frente al Benfica, porque a pesar de su debilidad física no le asusta el choque, o porque el balón le quiere tanto que cumple sus órdenes sin rechistar, Iniesta es capaz del convertir el fútbol en danza.

lunes, 18 de febrero de 2013

Caminero y su truco de magia


Se disputaba la jornada 37 de las 42 que conformaban aquella Liga 95-96, el Atlético de Madrid, líder, rendía visita al F.C. Barcelona en el Camp Nou, donde los locales no habían perdido ningún partido en toda la temporada y se encontraban con la posibilidad de igualar a puntos a la escuadra de Antic. Por su parte a los madrileños parecía que la extensa temporada y el vértigo del éxito estaban pasando factura. No fue así, a los diez minutos Caminero dejó una bella maniobra para la historia y abrió el camino a la confirmación de un gran año finalizado con el doblete.

Diez minutos corrían de partido entre dos rivales que aseguraban buen fútbol y gusto por el manejo de balón. Toni cruzó la divisoria por banda izquierda con el balón controlado y vio el desmarque de Caminero, le envió el pase y éste lo recogió con Miguel Ángel Nadal, uno de los mejores defensas de aquellos tiempos, pegado a su espalda y cerrándole contra la banda. El rojiblanco, dotado de unos gestos técnicos impropios para un futbolista de sus características físicas, amagó con el pase atrás, una vez, dos veces, tres, cuatro... cada vez con más intensidad. Volcando todo el peso de su cuerpo sobre la pierna izquierda, Caminero mandó a Nadal al engaño definitivo, el manacorí picó el anzuelo a fondo y, mientras luchaba por no caer de espaldas o tal vez mientras se daba cuenta de hasta que punto había quedado en ridículo, el centrocampista colchonero cambiaba de dirección y arrancaba, completamente libre de marca hacia línea de fondo.


 Caminero imitó al mítico escapista Houdini librándose de Nadal como el mago hacía con los más fiables candados. No solo le bastó con eso. Al modo de David Copperfield con la muralla china, hizo desaparecer a aquel corpulento defensa. Fácilmente, casi con un chasquido de dedos.

Y no es que no sea importante lo que pasó a partir de ahí, la jugada acabó con gol de Roberto Fresnedoso a centro de Caminero, el Atlético ganó aquel partido, poco después la Copa frente al mismo rival y selló el doblete llevándose la Liga. Aquel Barça acabó tercero en la última temporada completa de Cruyff. Todo ello son hechos que quedaron en la historia, pero permitan que yo me quede con aquella finta genial de José Luis Pérez Caminero, porque esos pequeños momentos son los que hacen bello al fútbol.

sábado, 26 de enero de 2013

¡Qué bueno que viniste!


Hace poco más de un año, un Atlético de Madrid con un nivel de melancolía incluso superior al habitual aprovechaba el descanso navideño para despedir, con pocas lágrimas a un Gregorio Manzano que semanas antes había perdido el timón del equipo. El elegido fue Simeone y, un año después, la diferencia es más que notable. Pero esa pulsión autodestructiva que siempre acompaña al Atleti hace que surjan rumores de problemas para la renovación del argentino.

Fruto de la deriva causada por un entrenador en el que nadie creía, al iniciarse 2012 los colchoneros vagaban por la Liga con pocas esperanzas de conseguir clasificación europea y malgastaba una plantilla construída algo tarde (Falcao llegó con la temporada empezada) pero que había resultado ilusionante. La guinda fue la vergonzosa eliminatoria copera en la que cayó contra el Albacete. Para resucitar el cadáver se contrató al Cholo Simeone, un personaje sobradamente querido que aglutinara a una afición que cargaba contra el palco y espoleara a los jugadores. Cumplió. Los jugadores volaron en esa segunda mitad de curso, que acabó con la Europa League en el bolsillo y con una remontada en Liga que a punto estuvo de llevarle a puestos de Champions.

Arrancó la presente temporada a orillas del Manzanares con la estabilidad que dio poder mantener a casi todos los jugadores importantes (solo faltó Diego) y eso se notó en la confianza del equipo, se logró la Supercopa vapuleando al Chelsea y se ha firmado la mejor primera vuelta de su historia destacando sobre todo por lo que siempre le faltó a este club: TRANQUILIDAD

El Atleti es un equipo que resuelve a su favor los partidos igualados, que domina el ritmo del juego. Pero la nube de la "fuga de talentos" es la única que el Cholo no ha podido disipar y esa parece la discordia que puede enfriar la renovación del contrato del argentino.

Simeone merece el máximo esfuerzo posible por parte del club para que no se le deshaga el equipo, ha demostrado saber responder con creces cuando se le deja poder de decisión, de ahí que la tarea principal de la directiva deba ser renovarle, cumpliendo casi cualquier exigencia que presente para ello. Parafraseando un lema muy de moda últimamente Keep calm and trust on Cholo.