domingo, 15 de julio de 2012

Anna, Xavi y el albañil de Lezama

Si en la Liga actual hay dos entrenadores con especial personalidad y control de los recovecos de sus clubes estos son Mourinho y Bielsa. Ambos se han visto envueltos en los últimos días en sendas polémicas un tanto extrañas, sobre todo la de Mourinho, que tiene pinta de no haber sucedido. Más allá de los hechos en sí, subyace la notoriedad de los personajes, que a veces llegan a eclipsar al club o a fundir la imagen de institución y entrenador hasta el punto de confundirse con consecuencias peligrosas para los clubes. Al fin y al cabo, los entrenadores son empleados que, con mayor o menor estancia en el cargo, no se caracterizan por ser precisamente eternos y a cuya marcha todo debe seguir funcionando.


Mourinho se ha visto envuelto en mil y un líos a lo largo de su carrera, el último de ellos la acusación de una pareja de recién casados que supuestamente viajo en el mismo avión que el técnico portugués desde Miami a Lisboa, son los ya famosos (sospecho que no a su pesar) Anna y Xavi. Cuentan que al pasar por delante de ellos en el avión Anna soltó un Força Barça que en principio no encontró respuesta en Mou, pero que al terminar el vuelo y ya en las instalaciones del aeropuerto desató las iras del entrenador madridista con insultos y amenazas por en medio. En fin, una historia muy rara de la que muchos detalles hacen nacer dudas: si un personaje tan famoso como Mourinho se ve envuelto en un incidente así y en un lugar tan concurrido, como no salen más testigos verificándolo, por qué no se atrevieron a denunciarle ante la policía en vez de ante la prensa, como es que si le sentó tan mal que animaran al Barça no fue a recriminárselo en ese momento sino que esperó a acabar el puerto o por qué hay fotos del técnico al día siguiente en Cancún si se supone que el día antes había viajado a Lisboa. Además de un problema general de educación que daría para otros foros, a santo de qué tiene nadie que andar provocando a un personaje público por el mero hecho de serlo. Más allá del escaso crédito que merece esta historia, digna del más rancio programa de cotilleos, cabe reseñar que es resultado de la controvertida personalidad de Mourinho que alguien pueda llegar a inventarse una historia de este tipo. Este hombre ha conseguido apropiarse de la imagen y de la voz del Real Madrid y ha vivido varias historias ya de enfrentamientos verbales e incluso físicos (como el dedo en el ojo a Vilanova, tan en boga estos últimos días) en los que el club le ha apoyado completamente, tanto institucionalmente como socialmente, ya que gran parte de la afición se apunta a las excéntricas cruzadas de su entrenador. Lo más significativo de la cesión de poder del Real Madrid hacia su entrenador fue la destitución de Valdano, cuya cabeza pidió indicando que él reportaba directamente con la directiva y no con el director deportivo.


El caso de Bielsa y los albañiles de Lezama es un caso muy diferente, sobre todo porque está completamente confirmado cómo ocurrió por la detallada crónica de acontecimientos que hizo el argentino. Marcelo Bielsa es un tipo obsesivo con su trabajo, eso le hace tener que controlar hasta el más mínimo detalle, como cada ladrillo que se coloque en las instalaciones de entrenamiento. Además, el mote de Loco  no es gratis. Lo que no es de recibo es que pierda los nervios hasta el punto de usar la violencia con el jefe de obra, por muy a disgusto que quede con las obras o mucha implicación profesional que el rosarino tenga. En este caso la situación del Athletic ha quedado un tanto retratada, el supuesto idilio con Bielsa no lo es tanto y la directiva a puesto distancia ante la actitud de su míster, cuyas rarezas el año pasado incomodaron algo a los mandatarios e incluso a algún jugador. Bielsa necesita controlar todo y el club parece haberse dado cuenta de que eso les puede traer complicaciones, eso sí, después del affaire de las obras. El error es que en principio le dejaron tomar el control de las obras y, ahora que ha surgido el problema, quiere el club retomar el lugar que le había dejado al entrenador. La fractura que esto ha generado será difícil que no perdure. Eso sí, la situación más complicada es la de Amorrortu, director deportivo del Athletic, ya que, al contrario que Mourinho, Bielsa ha decidido reportar solo al director deportivo y no a la directiva, lo que deja Amorrortu en el centro de la batalla.


Ojo con las cesiones de poder por parte de los clubes a técnicos tan peculiares, el entrenador es un personaje efímero, pero las estructuras de un club deben pervivir generando una filosofía propia y perdurable.

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