miércoles, 25 de abril de 2012

Diez metros más adelante

Por fin el Real Madrid de Mourinho encontró la manera de derrotar al Barça de Guardiola. Ya lo hizo en la final de la Copa del Rey del año pasado, pero no es lo mismo, aquella fue una victoria bronca, de pelea y demasiadas patadas, pero poco fútbol. La del Camp Nou tuvo más de superioridad futbolística.

La pasada temporada José Mourinho fue contratado por el Real Madrid para cortar la racha de éxitos del F.C. Barcelona, era el anti - Guardiola, el hombre que al frente del Inter evitó que los culés llegaran a jugar una final de la Champions en el Santiago Bernabéu. Daba igual su precio, su sueldo, la alta inversión en jugadores y, sobre todo, su propensión a meterse en líos, a destapar supuestas conspiraciones contra cualquier equipo donde él entrene, en definitiva, su costumbre de llevar el motor de la institución tan sobrerrevolucionado que siempre parece al límite de explotar.

En su primer choque de Liga de la temporada pasada, Mourinho decidió ir al Camp Nou a medir fuerzas cara a cara con el Barça, como consecuencia recibió una dolorosa manita que le pesó el resto de la temporada. Cuando se juntaron cuatro choques en pocos días (vuelta de la Liga, final de Copa y eliminatoria de Champions) tomó el camino de la superioridad física mal entendida, llenando de minas el medio campo y recurriendo a medios excesivamente agresivos para frenar a los de Guardiola. Es la versión del Real Madrid con Pepe de centrocampista, que le dio una Copa del Rey e imagen de equipo pendenciero y protestón.

Esta temporada, Mourinho ha ido ajustando la puntería en lo que a planteamiento táctico se refiere. En la Supercopa, allá por el mes de Agosto, con un Real Madrid mucho más rodado, fue incapaz de superar a los culés en el resultado, pero no en el juego. En el partido liguero del Bernabéu, Mourinho mandó presionar arriba a los suyos y acabaron por desinflarse ante la persistencia en el toque de los pupilos de Guardiola. Esto le hizo dar un paso atrás en la Copa, afrontó el partido de ida en casa pensando en defender su portería y lo pagó caro, tocando suelo la popularidad de Mourinho. Pero como la dirección del viento en el fútbol cambia a diario, en la vuelta del Camp Nou consiguió embotellar por momentos al Barça y estuvo apunto de remontar la eliminatoria. A ese Real Madrid solo le sobró la exagerada recurrencia a la queja arbitral, tan propia del estado de tensión que aporta el técnico portugués.

Los blancos llegaban al Camp Nou con el peso de haber visto su ventaja de diez puntos menguar a cuatro y de verse un poco espesos en la creación de juego en las últimas semanas. Pero tras varios intentos, Mourinho vio el camino a seguir: alineación muy reconocible, presión en campo propio para no romper al equipo, las líneas muy juntas para evitar combinaciones por el carril central, desactivando así las incorporaciones de Messi, y, sobre todo, la defensa diez metros por delante de como se situaría la retaguardia de cualquier equipo habitualmente en el Camp Nou. Se jugó el partido a los duelos individuales en las bandas, consciente de que a Guardiola le falta un plan b de fútbol directo que pudiera facilitarles el camino al gol.

Ni por velocidad ni por balones largos ni por juego aereo le puede hacer daño el Barcelona al Real Madrid. Esa falta de guion alternativo de los blaugranas les hace vulnerables a planteamientos defensivos que enmarañen el centro del campo. No criticaré la alineación de Tello, ya que con su verticalidad acabó siendo casi la única alternativa válida que mostró el Barça. Sí creo que faltaron dos contra uno en bandas para ayudar a desbordar defensas. Además, Alves es un lateral que necesita recorrido, si parte como extremo pierde sorpresa y llegada. Por otro lado, la opción de Messi como extremo ha pasado de ser su posición habitual a no ser tomada en cuenta nunca. Echo de menos ver al argentino partir en diagonal pegado a la derecha cuando los partidos se atascan por el centro. Eso es lo que le hace brillar menos con su selección.

Ni siquiera optó el técnico local por rememorar los días en que su mentor Cruyff hacía jugar a Alexanko de delantero centro, pudiendo haber colocado en esa posición a Piqué para luchar balones aereos con los defensores merengues. Parece que Mourinho ha encontrado la forma de incomodar definitivamente el juego de los de Guardiola. Si bien el resultado tampoco fue aplastante, el partido dio la clara sensación de jugarse al son que marcaron los visitantes. De cara a una posible final de Champions le toca a Pep pensar la forma de superar lo que Mou proponga. Eso dará una importante medida de la calidad como técnico del catalán y del agotamiento o supervivencia de su modelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario