sábado, 10 de marzo de 2012

El estigma de Higuaín

Volvió Higuaín a marcar, por partida doble, el pasado fin de semana en la manita que el Real Madrid endosó al Espanyol. Dos goles que le sitúan con 16 en el tercer puesto de la tabla de anotadores solo por detrás de los extraterrestres CR7 y Messi, pero que ni le aseguran la titularidad ni alejan los rumores que le abren la puerta de salida del club.

Higuaín llega en mal momento, en el mercado de invierno de la temporada 2006 - 2007 con Calderón en la presidencia y Mijatovic en la dirección deportiva. Su precio, 13 millones, pareció desorbitado para un jugador de solo 19 años que apenas acababa de despuntar en River. Además, su llegada coincidió con la marcha del gran Ronaldo y la comparación entre la facilidad para el gol del astro brasileño y la habilidad para fallar oportunidades claras que demostró el argentino en su primera temporada le hicieron acreedor del apodo Igualín.

Pero consiguió asentarse, su espíritu de lucha y su rápida maduración caló hondo en el corazón del Bernabéu. Se consagró en Pamplona, cuando un gol y una asistencia suya dieron la victoria y el título 2007 - 2008. No obstante, siempre ha sido visto como un intruso entre las grandes estrellas del equipo, aunque el aficionado esté encantado con él, siempre queda la sensación de que el Real Madrid necesita un delantero con más nombre.

Como jugador tiene cierto aire de heredero de Raúl. Es un futbolista intenso y hambriento, con ese fuego en la mirada y la viveza en las piernas del que se sabe humilde. Como Raúl, parece tener que demostrar en cada partido su valía para que no le lluevan las críticas. También como el 7 del Schalke, no es un dechado de virtudes técnicas aunque lo suple con una velocidad endiablada y un sexto sentido especial para estar al filo del fuera de juego sin caer en él. Además, ha corregido su defecto más criticado cuando llegó a Madrid, ahora es más efectivo de cara al gol.

Pero todo esto no ha impedido que el despertar de Benzema, tras temporada y media adormecido, le haya hecho perder la titularidad. El francés interviene más en el juego del equipo, combina mejor con los compañeros, se ofrece más y, táctica y técnicamente, aporta más que el Pipa.

Seguramente esas deficiencias tácticas y técnicas le hacen aparecer menos en los partidos con rivales de mayor enjundia o cuando los encuentros se complican, auténtico talón de Aquiles del argentino.

Parece que antes o después el Real Madrid de Florentino cederá al glamour de un fichaje sonada y dejará ir a Gonzalo Higuaín, un delantero eléctrico e infravalorado que, si se consuma su marcha, será añorado en un Bernabéu siempre agradecido a quien suda la camiseta blanca.

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