sábado, 10 de diciembre de 2011

Real Madrid - F.C. Barcelona: El toque duró más que la presión

Hay dos formas de analizar un partido de fútbol: según los momentos puntuales que determinan el resultado y según la sensación general que deja el partido. La diferencia es la misma que hay entre ver un resumen o ver el partido entero. Es la diferencia que hay entre el análisis que Mourinho quiso hacer público al final del último clásico (seguramente como un mensaje con el que mantener la moral de los suyos) y la sensación que dejó el partido en quien lo vió.
La justificación de la suerte que usó el portugués se sostendría en un resumen del partido que se centrara en las oportunidades falladas por los locales, el segundo gol del Barça y la falta de Messi a Xabi Alonso que pudo significar la expulsión del argentino. Pero el partido tuvo mucho más que eso.
De antemano, las claves del encuentro estaban en lo físico, lo táctico y la inspiración individual. tras el 5-0 del año pasado, Mourinho convenció a los suyos de que la única forma de plantar cara al Barça era desde la exaltación de lo físico, presionando, achicando espacios, corriendo y chocando. Así ganó la Copa, disputó la semifinal de la Champions y se sintió dominador en la Supercopa. En muchas fases de esos encuentros ahogó por completo el toque del Barcelona. Pero el Madrid de esta temporada se siente superior al de la pasada y quiso "relajar" un poco el planteamiento ya desde la alineación. Pepe no estuvo en el medio campo, como sí lo hizo en anteriores encuentros contra los culés, y sí estuvo Özil.
Así, el partido parecía una lucha táctica entre presión y toque ¿Quién ahogaría a quién? Personalmente pensaba que Guardiola incluso modificaría el planteamiento o la alineación para encontrar un recurso rápido para escapar de la presión sobre la salida de balón, que elaboraría menos y jugaría más directo arriba. La presión madridista, para colmo, no pudo empezar mejor, con el gol de Benzema a los 20 segundos tras robo de balón. Pero ni por esas Guardiola cambió el plan. Incluyó a Alves en la línea de medios, acercó a Messi a colaborar con el toque y dejó a Alexis que se licenciara en el fútbol de máximo nivel complicando con su movilidad a la zaga blanca.
Tácticamente, sin duda, el Barcelona fue más, y con ello contrarrestó el poderío físico blanco. No fue el Barça sin resuello ni banquillo de los últimos Clásicos de la temporada pasada o de la Supercopa. Fue un equipo con una fe inquebrantable en su plan habitual de juego, casi religiosa.
El empuje físico madridista fue decayendo y se diluyó persiguiendo el balón que rodaba sin descanso impulsado por jugadores blaugranas. A pesar de que la casta, el orgullo y la calidad de los merengues les llevaron a gozar de alguna oportunidad, tras el 1-2 el control del partido fue totalmente azulgrana y tras el 1-3 empezó a verse más posible la goleada que la remontada blanca.
Si en el ámbito físico el Barça aguantó a un Madrid netamente superior y en el táctico Guardiola supo moverse mejor que Mourinho, en la batalla individual entre grandes jugadores el triunfo fue azulgrana.
Messi demostró ser un jugador más dotado para los partidos importantes que Cristiano, y una pieza más integrada en el engranaje de su equipo que el portugués, que suele mostrarse muy obsesivo en los grandes duelos. También en la media los Busquets, Xavi, Fábregas o Iniesta fueron fundamentales al ir agotando la presión de los blancos. El albaceteño fue el mejor del partido, dejando a Coentrao en evidencia en varias juagadas. Benzema o Di María estuvieron voluntariosos mientras les duró la gasolina, luego se difuminaron con el resto del equipo. En el otro lado, Messi o Alexis supieron moverse bien para desarbolar la defensa merengue. Tal vez sólo Casillas mantuvo su nivel por encima de Valdés, que tuvo el borrón del fallo en el gol de Benzema.
En definitiva, gran mérito del Barça al vencer a un gran Real Madrid siendo fiel a su estilo, porque este Barcelona de Guardiola no prepara tácticas o planes para los partidos, sino que cumple con una filosofía, con una manera de entender el fútbol que les hace superar las adversidades mediante la confianza en su estilo. Eso debe hacerles sentir orgullosos en la victoria e incluso en la derrota.

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